Harry Potter y el nazismo

¿Alguna vez te has preguntado cómo explicarle a un niño los horrores del nazismo? J.K. Rowling lo logró con una varita mágica y un montón de valor. Harry Potter y el nazismo, una alegoría significativa y muy bien pensada en el libro Harry Potter y las reliquias de la Muerte (título original en inglés: Harry Potter and the Deathly Hallows),

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte no es solo el final de una saga fantástica, sino que es una obra que se atreve a mostrar las entrañas del totalitarismo vestido de túnica y escoba. Y vaya que lo hace bien.

Imagina esto: el Ministerio de Magia cae en manos de los mortífagos (Nazis). De repente, los magos “sangre sucia” (Untermenschen -Racialmente inferiores-) deben registrarse, como los judíos en la Alemania de los años 30. Los nacidos de muggles son perseguidos y enviados a Azkaban, un reflejo escalofriante de los campos de concentración. Y ahí está Voldemort, un líder obsesionado con la pureza de sangre (Hitler), predicando una ideología que suena demasiado familiar para cualquiera que haya abierto un libro de historia.

La genialidad de Rowling no está en copiar la historia, sino en transformarla en algo que hasta un niño de 12 años puede entender y, más importante aún, sentir en sus huesos. Cuando Hermione es torturada en la Mansión Malfoy por ser “sangre sucia”, no estamos solo ante una escena de fantasía, estamos ante el eco de millones de víctimas de la discriminación racial.

Los paralelismos son tan claros que duelen. Los carroñeros son la versión mágica de la Gestapo, cazando “indeseables” por todo el país. La propaganda anti-muggles del Ministerio caído podría haber salido directamente del despacho de Goebbels. Y esos carteles de “Se Busca” con la cara de Harry… ¿no te recuerdan a algo?.

Pero lo más brillante es cómo Rowling maneja los grises. No todos los “sangre pura” son malvados, así como no todos los alemanes fueron nazis. Está Draco Malfoy, atrapado en un sistema que ya no puede soportar. Están los Slytherin que deciden luchar contra Voldemort en la batalla final. La autora nos muestra que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay espacio para la elección personal. (Como lo dice Viktor Frankl)

El libro también nos enseña sobre la resistencia. El Ejército de Dumbledore operando desde la Sala de los Menesteres es un guiño a los movimientos de resistencia europeos. Potterwatch, la radio clandestina, nos recuerda a las transmisiones secretas que mantenían viva la esperanza durante la ocupación nazi.

Y luego está ese momento devastador cuando Harry camina hacia el Bosque Prohibido, dispuesto a sacrificarse por todos. Es imposible no ver el paralelo con aquellos que arriesgaron y perdieron sus vidas enfrentándose al régimen nazi.

Pero aquí está la verdadera magia: Rowling logra contar esta historia sin perder la esperanza. En medio de la oscuridad más profunda, encontramos amor, lealtad y risas. Los gemelos Weasley siguen haciendo bromas, Luna sigue siendo adorablemente excéntrica, y el amor sigue siendo la fuerza más poderosa de todas.

Las Reliquias de la Muerte es más que un libro de fantasía, es una vacuna contra el fascismo administrada en forma de historia mágica. Es un recordatorio de que el mal no triunfa cuando la gente común decide plantarse y decir “no”. Y lo mejor de todo es que lo hace sin sermones, sin discursos pomposos y moralistas, solo con una historia tan bien contada que se te mete en el corazón y ya no sale.

Así que sí, es un libro sobre magos adolescentes salvando el mundo. Pero también es una lección de historia disfrazada de aventura, un manual de resistencia envuelto en papel de caramelo, y una prueba de que a veces las verdades más duras se dicen mejor a través de la fantasía. Y eso, amigos míos, es la verdadera magia.

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