Frases de Viktor Frankl sobre Dios, explora las profundas reflexiones del psiquiatra sobre la fe, el sufrimiento y la búsqueda de sentido en la vida.
“El hombre en busca del sentido último“ — Viktor E. Frankl
Que el hombre mantenga una relación inconsciente con Dios no significa que Dios esté “dentro de nosotros”, que El “habite” en nuestro inconsciente. Eso no es más que una expresión de “diletantismo teológico”. – Viktor Frankl
“Cuando el mundo gira enamorado. Semblanza de Viktor Frankl” — Rafael de los Ríos
—Tenía yo catorce o quince años cuando descubrí que la mejor definición de Dios es, quizá, la de ser el interlocutor de nuestros diálogos más íntimos—al subrayar estas palabras, en el rostro de Viktor se dibujó una sonrisa—. Esto significa que lo que uno piensa en su soledad, y en la máxima sinceridad consigo mismo, se lo está diciendo a Dios.
—No has respondido a mi pregunta, Viktor—insistió el cirujano—. ¿Cómo es posible que Dios permita tanto sufrimiento en Auschwitz?—Porque el sufrimiento tiene un sentido, David. Un sentido que muchas veces solo Dios conoce. Habrás visto que muchos colegas nuestros, médicos veterinarios, realizan operaciones quirúrgicas para curar perros o caballos; y estos animales sufren sin saber cuál es realmente el sentido de su dolor: ordinariamente, eso solo lo sabe el veterinario.
sostener que el hombre no es «nada más que» instintos es una simplificación, un pobre reduccionismo. Porque el corazón de la persona es algo espiritual. Por eso, la Biblia se refiere a la persona espiritual cuando habla del «corazón»: dice que el hombre debe «amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas».
—Nunca se puede demostrar la existencia de Dios—replicó Kurt.—¿ Nunca? Aparte de las vías racionales para demostrar su existencia, hay otros caminos: las vías afectivas. Hay una nostalgia tan honda en el fondo de nuestro ser, que solo puede referirse a Dios. Esa nostalgia y ese anhelo del corazón tienen una gran importancia antropológica. La sed demuestra la existencia del agua; la sed de Dios demuestra también que Él existe.
Al igual que el anhelo del corazón, el amor puede marcar un camino hacia Dios: amo, ergo es. Te amo, luego existes. Esta tesis no posee menor fuerza que la de Descartes, cogito, ergo sum: pienso, luego existo. Si para el filósofo francés, el hecho de «pensar» demuestra que yo existo, para mí, el hecho de «amar» demuestra que la persona amada existe y, por supuesto, también ese Dios a quien yo amo. Es obvio que el amor tiene esa capacidad de «salir» desde la persona hacia la realidad exterior
“El hombre en busca de sentido” — Viktor E. Frankl
En las horas difíciles siempre había alguien —un amigo, una esposa, una persona viva o muerta, o un dios — que observaba nuestro comportamiento y no querría sentirse decepcionado; al contrario, confiaba en que sabríamos sufrir con orgullo — no miserablemente— y que moriríamos con dignidad.
“A pesar de todo, decir sí a la vida” — Viktor E. Frankl
En lo que se refiere al coraje que el egresado del campo de concentración mantiene de esa su vida anterior se trata de aquel sentimiento vital que desde luego prevalece en todos ellos: el sentimiento de que ya nada en absoluto deben seguir temiendo, nada más con excepción de su Dios.
